HANNAH MONTANA: reportaje y entrevista

 

reportaje y entrevista en xl semanal

HANNAH MONTANA
LA CHICA DE LOS MIL MILLONES DE DÓLARES

D.R.

Ésa es la cantidad de dinero que genera al año Miley Cyrus, la protagonista de la serie Hannah Montana y la artista infantil mejor pagada del mundo. El ídolo de millones de niñas estrena disco, película y se dispone a editar sus memorias… con 16 años.

«Tiene 16 años. preguntas fáciles y divertidas, ¿ok?», advierte amablemente uno de los numerosos profesionales que cuidan de la joven estrella Miley Ray Cyrus. Diez minutos después aparece la protagonista de la exitosa serie de Disney Channel Hannah Montana. No viene sola, en todo momento hay a su alrededor una veintena de personas. Da la impresión de que Miley no camina, sino que vuela desplazándose sobre una nube de adultos que orientan sus pasos para que no tropiece. Guardaespaldas, directores de comunicación, representantes de la discográfica, representantes del canal de televisión, maquilladores… y, al frente de la cohorte, la madre de la artista, Leticia.

En el interior de la sala del hotel Ritz-Carlton de Berlín, donde tiene lugar la entrevista, centenares de globos morados con corazones conviven por unas horas con una exquisita decoración art decó. El morado es el color preferido de Miley, como saben las decenas de niñas que desde primera hora de la mañana aguardan, bajo la lluvia, en la puerta del hotel a su ídolo.

«Perdona el retraso, estaba terminando mis clases», se disculpa. Con ella viaja siempre un tutor, «siempre el mismo», enfatiza cuando se la pregunta. Es la única forma de compaginar el ritmo frenético de promociones, conciertos y grabaciones con los estudios. En una semana visitará Londres, Berlín y París… y de vuelta a Los Ángeles, donde reside. No es fácil. «Esta mañana, por ejemplo, estaba repasando un poema mientras me hacían las pestañas. Hay que encontrar tiempo como sea, porque luego merece la pena. Antes de venir a Berlín, el profesor me hizo ver un montón de películas sobre la Guerra Mundial. Yo me preguntaba: `¿Por qué estamos viendo esto?´. Hoy me he alegrado de haberlas visto. Cuando paseo por las calles y veo los restos del muro, me gusta saber de qué va todo esto.» Dentro de unos años no descarta ir a la universidad: «Me gustaría, pero es difícil saber de antemano si voy a tener tiempo. Supongo que se trata de decidir qué es lo importante. Cuando llegue el momento, tendré que ver hacia dónde está yendo mi vida. Me encantaría estudiar fotografía».

La vida de Miley Cyrus cambió radicalmente en marzo de 2006, cuando se emitió el primer capítulo de Hannah Montana en Estados Unidos. Desde entonces dice: «Mi vida es el sueño que toda adolescente querría tener». Pero la fama cuesta. Lleva desde los 11 años participando en numerosos castings para series de Disney Channel. Finalmente, fue elegida entre más de mil aspirantes para interpretar el papel de una adolescente con una doble vida: Miley Stewart, una chica aparentemente normal que estudia en el instituto y que se transforma en la superestrella de rock Hannah Montana.

La joven actriz lleva toda la vida delante de las cámaras. Comenzó apareciendo en algunos vídeos musicales de su padre, el cantante country Billy Ray Cyrus, junto con quien interpretó, además, un papel en la serie Doc, donde él era el protagonista. También trabajó en el cine a las órdenes del director Tim Burton, en la película Big Fish.

El éxito de Hannah Montana ha sido tan espectacular en todo el mundo que este año la revista Time ha decidido incluir a Miley Cyrus entre los cien personajes más influyentes del año, en el puesto 58, por delante del mismísimo George Clooney. Hasta las nuevas pequeñas damas de la Casa Blanca, Malia y Sasha, de diez y siete años, las hijas del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, son grandes admiradoras de la joven artista. Según Billy Cyrus, han sido invitadas a aparecer en un capítulo. Algo que a Miley le parecería «estupendo. Sería guay o, en todo caso, si la repuesta es que no, podrían hacer una visita al set de rodaje. Ellas podrían ver lo que hacemos y contarnos lo que hacen ellas en sus vidas». El entusiasmo que le despierta la presencia de las hijas del presidente no es extensible a la política; cuando se la pregunta cuáles hubieran sido sus preferencias si hubiera podido votar, responde: «No lo sé, soy demasiado joven. Todo lo que puedo decir es que soy del sur…».

Efectivamente, Miley Cyrus nació en Franklin, Tennessee, y pasó su niñez en una finca en las afueras de Nashville, la Ciudad de la Música, como se conoce a la capital del Estado por su potente industria musical. En esa época la futura estrella infantil aún no se llamaba Miley, al menos no oficialmente. Era sólo un apodo cariñoso, una abreviatura de Smiley (`sonriente´) como la llamaba su padre. Su verdadero nombre era Destiny Hope (`destino esperanza´); sus padres se lo habían puesto porque, «cuando nació, pensamos que la niña iba a hacer cosas importantes». Este año, quizá porque ya ratificaron su intuición, solicitaron en un tribunal de Santa Mónica el cambio de nombre. 

Para la nueva Miley Cyrus, la relación con sus padres ha cambiado desde que es una superestrella. «Ahora tengo más cultura porque he estado en lugares distintos y he tenido que crecer y hacer cosas por mí misma. Siento que me siguen cuidando y se preocupan como si fuera aún una niña pequeña, pero también siento que pueden confiar en mí como en un adulto, aunque continúo siendo `su niña´.» Una niña que sólo el año pasado ganó más de 18 millones de dólares, con lo que se convirtió en la artista juvenil mejor pagada del mundo, y que genera unos beneficios superiores a los mil millones de dólares anuales.

La maquinaria de Disney tiene ahora su motor en las series de televisión. El cine es un producto secundario que, como en el caso de Hannah Montana, la cual estrenará película en primavera, o la saga High School Musical, se plantea generalmente cuando el producto ya ha funcionado en la pequeña pantalla. Entonces sólo hay que unir la imagen de sus jóvenes protagonistas a miles de productos y el éxito de ventas está asegurado. «Es extraño ver tu cara en todas partes, en las camisetas, en las mochilas del colegio. Lo que hago o lo que digo muchas veces se manipula, así que nunca sabes cómo van a usar tu nombre: si va a ser de una forma positiva y la gente va a estar contenta contigo o vas a tener a un montón de pequeños monstruos de ocho años enfadados corriendo detrás de ti.»

Miley es consciente de que hay millones de niñas que quieren ser como ella, le escriben cartas, le piden consejo sobre chicos, sobre los estudios, hasta le preguntan si pueden ser su hermana. «Es duro saber que hay millones de chicas que quieren ser como tú, porque, a veces, hago cosas que preferiría no haber hecho. La gente puede imitar lo que yo hago. Pero, al mismo tiempo, está bien porque, con suerte, si continúo tomando las decisiones correctas, puedo ayudar al mundo, tratar de hacer historia.» Ella, por su parte, si tuviera que cambiar su personalidad por un día elegiría ser la cantante de country Dolly Parton (quien interpreta a su tía en la serie y es amiga de la familia). «Tiene unos zapatos fantásticos y su cuerpo no está nada mal.»

Su éxito despierta un enorme interés en los medios de comunicación. En un conocido programa de la televisión americana bromeaba con el acoso que sufre, «sí, soy una chica normal, si no fuera porque ahora que voy a conducir por primera vez, lo haré escoltada por 25 coches más de periodistas».

Sus decisiones, cada cosa que hace o dice, se miran con lupa. En abril de este año aparecieron unas imágenes de ella en la revista Vanity Fair con la espalda descubierta realizadas por la prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz. Fue un gran escándalo, la sesión de fotos fue criticada por inapropiada desde muchos sectores, dada la edad de la actriz, y Miley se vio obligada a pedir disculpas. Sin embargo, cuando se le pregunta por el tema, mientras sus responsables de comunicación se erizan, ella contesta con gran naturalidad: «Terminó siendo algo desproporcionado, pero, honestamente, para mi ser fotografiada por ella fue todo un honor. Mi postura fue dejar a un lado todo lo que había pasado y pedir disculpas si le había podido ofender a alguien. Con 15 años, casi nadie logra ser fotografiada por Annie Leibovitz. Es maravilloso verla trabajar, cómo se emociona con lo que hace. No sólo hace fotos, se asegura de que cada detalle sea artístico». Sin embargo, la controversia que levantaron terminó afectando a los índices de audiencia de la serie y fue el acicate para un enconado debate no sólo sobre las fotos, sino sobre la moral sexual en Estados Unidos.

La vida sentimental de la estrella Disney despierta una gran curiosidad, no sólo entre los seguidores de su serie. A pesar de su juventud, se la ha vinculado sentimentalmente a Nick Jonas, integrante del grupo Jonas Brothers, una banda de rock formada por tres hermanos, y con el atractivo Justin Gaston, de 20 años, aspirante a cantante de música country y modelo de ropa interior.

El 23 de noviembre, Miley cumplió 16 años. Un par de semanas antes lo había celebrado con 5.000 admiradores, como no podía ser de otra manera, en Disneyland. Entre los invitados estaban caras tan conocidas como Cindy Crawford, Tyra Banks o Jennifer Love Hewitt. Y es que Miley Cyrus es una estrella mediática que este año participó en la ceremonia de entrega de los Oscar, a pesar de no haber estrenado ninguna película. Con su último disco, Breakout, el primero que publica bajo el nombre de Miley Cyrus, busca distanciarse algo de su personaje en Hannah Montana. «Sólo espero que este disco muestre que, sobre todo, soy una compositora», dice. En primavera estrenará el filme basado en la serie y publicará, pese a su edad, sus memorias. Cuando se le pregunta cómo se ve dentro de diez años, lo tiene claro: «Trabajando en esto, me gustaría hacer más películas, todas muy cool. Me gustaría estar de gira, cantando». Pero no quiere especular con el futuro, sabe que éste es su momento: «Sé que sólo voy a tener esta oportunidad una vez en la vida, la dolescencia dura muy poco, por eso estoy intentando no crecer demasiado deprisa».

Javier García Cristóbal